El 4 de octubre es una fecha de acción internacional por los derechos y el bienestar de los animales. La idea del Día Mundial del Animal fue concebida por el activista de protección animal, escritor y editor alemán Heinrich Zimmermann (1887 – 1942). Zimmermann fue organizador del movimiento para la prevención de la crueldad hacia los animales y además editó la revista “El hombre y el perro” con el fin de promover el bienestar de los animales. Si bien desde 1860 se llevaban a cabo reuniones bienales de organizaciones de Protección Animal en toda Europa, a la que asistían cientos de personas de varios países, fue Zimmermann quien trabajó incansablemente en la promoción del Día Mundial de los Animales. Finalmente, en 1929, su propuesta de universalizar el 4 de octubre como el Día Mundial de los Animales fue aceptada por unanimidad en un Congreso Internacional de Organizaciones de Protección Animal que se llevó a cabo en Florencia, Italia. La fecha fue elegida en conmemoración del Santo Francisco de Asís.
Francisco de Asís (1181-1226), fundador de la orden franciscana católica, fue canonizado por la Iglesia católica en 1228, y su festividad se celebra el 4 de octubre. En desacuerdo con el paganismo dominante de la Edad Media y con toda la cultura antigua, que encontraba una oposición entre Dios y la creación, Francisco de Asís entiende que todos los seres, formando una familia gozosa bajo la paternidad de Dios, son, para él, «hermanos» y «hermanas». Numerosas anécdotas revelan su peculiar modo de vivir y de interpretar las relaciones del hombre con el hombre y del hombre con la naturaleza. En 1979, el Papa Juan Pablo II lo nombró Patrono de los Animales y de la Ecología, momentos a partir del cual el Día Mundial del Animal toma más auge a nivel internacional, celebrándose en muchos países.
Hoy se celebra la vida animal en cualquiera de sus formas, y la misión fundamental es ayudar a tomar conciencia sobre la importancia de la conservación y el bienestar de todas las especies animales. Es importante reconocer y agradecer la relación de la humanidad con los animales, los diversos roles que desempeñan en nuestras vidas, desde ser nuestros compañeros, apoyarnos y ayudarnos, hasta traer una sensación de asombro a nuestras vidas. Animanaturalis Internacional afirma que “el propósito central de esta fecha es recordar la importancia de las otras especies animales con quienes compartimos el planeta, quienes las más de las veces son víctimas de nuestro egoísmo y crueldad”. “A través de la educación y la difusión de las actividades de los defensores de los animales, con fechas como el 4 de octubre, se viene creando una nueva cultura del respeto en la cual afortunadamente cada vez más personas se unen para hacer de este mundo un sitio más justo para todos”.
Hoy, casi 100 años desde la primera celebración, el planeta está al borde de lo que en el mundo científico se conoce como la sexta extinción. De acuerdo a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), aproximadamente 5.200 especies de animales se encuentran en peligro de extinción en la actualidad, a saber: el 11% de las aves, el 20% de los reptiles, el 34% de los peces y el 25% de los anfibios y mamíferos. Desde hace 75 años, con los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki sabemos que la inteligencia humana tiene la capacidad de destruir su propia especie. Además somos conocedores de que la mayor causa del deterioro continuo del ambiente es el modelo de producción y consumo, que unido a la incapacidad de comprensión humana del ambiente, opaca la verdadera dimensión del hombre en la naturaleza.
El año 2020, momento único en la historia humana, de confluencia de distintas crisis muy fuertes, la vida está en peligro directo. Son peligros sin fronteras la guerra nuclear, la pandemia, la destrucción ambiental. Hoy es una fecha oportuna para reflexionar y repensar sobre la enorme capacidad transformativa del ser humano y el nivel de injerencia sobre su entorno. Frenar el preocupante proceso de extinción de especies y vivir en un mundo en paz, más justo, con buen manejo de los recursos, depende de la concienciación ciudadana y de las instituciones que, comprometidas en un proceso democrático, no dejen avanzar la amenaza creciente de una guerra nuclear ni la catástrofe ecológica.
Como ha señalado el novelista y político Víctor Hugo (1802 – 1885), “Primero fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales.»

 Dra. Gabriela A. Gallardo

Doctora en Ciencias Biológicas

Instituto de Ambiente de Montaña y Regiones Áridas (IAMRA-UNdeC)