El 2 de julio en Argentina se conmemora el Día de la Agricultura Nacional homenajeándose a la producción agrícola y las actividades vinculadas con el sector rural.
Específicamente, conmemorando la sanción, en el año 1948, de la Ley de Arrendamientos y Aparcerías Rurales, posibilitando a muchos pequeños arrendatarios el acceso a la propiedad de la tierra, beneficiándose por aquella medida unos 78.000 productores.
En esos años las cooperativas agrarias tenían una fuerte presencia siendo estas un pilar fundamental para el desarrollo Agroindustrial de nuestro país.
Como antecedente de ello no debemos dejar de mencionar también la fecha del 25 de junio 1912, cuando en el pueblo santafecino de Alcorta, un grupo de 300 colonos chacareros, en su mayoría de origen italiano, iniciaron lo que fue la primera huelga agraria que se produjo en el país y que tuvo una decisiva importancia para erradicar el sistema de “contratos de arriendo” considerados abusivos e injustos.
Nuestros territorios caracterizados como oasis intermontamos bajo riego, son áridos, con escasas lluvias concentradas en el verano y donde la fuente de agua subterránea es la única disponible para producir.
La historia de nuestra agricultura es muy rica y significativa, siendo un pilar de la economía regional basada en las producciones de olivo, vid, nogal, jojoba, aromáticas y hortícolas.
En una breve síntesis como línea histórica, debemos mencionar las actividades agrícolas de subsistencia llevadas adelante por nuestros pueblos originarios y luego a partir de la colonización, el llamado proceso de «olivitización» a partir del cual el olivar se convertiría en el uso preponderante del suelo agrícola y en la principal fuente generadora del Producto Bruto Agropecuario, este proceso tuvo lugar entre 1940 y 1970 acotado al Departamento Arauco.
La colonización agrícola iniciada el siglo pasado durante las décadas de los 60 y 70, por iniciativa del Gobernador Guillermo Iribarren, promocionó las colonias Vitícolas en el departamento Chilecito, siendo un logro fundamental la aprobación de la ley Nacional 17.424 diseñada para promover la industria, la agricultura y la minería en La Rioja a través del diferimiento de algunos impuestos nacionales.
Posteriormente se produjo la aprobación de una nueva ley 22.021 de Promoción, que cobró auge en la década de los 80 y 90 permitiendo la expansión del área agrícola con la introducción del cultivo de jojoba y de nuevas variedades, marcos de implantación y sistemas de riego modernos (presurizados) en los olivos, vides y nogales.
Sumado a esto en el nuevo siglo se produjo un importante crecimiento del área olivícola fundamentalmente en el departamento Chilecito con marcos de plantación superintensivos. Paralelamente procesos de industrialización se integraron a esta expansión agrícola promoviendo el crecimiento, cuyo objetivo fundamental fue el de generar valor agregado con mano de obra local, acompañados por los organismos público-privados de Gobierno, Educación, Ciencia y Técnica y productores organizados. Esto permitió ubicar a la provincia desde hace un tiempo, en los primeros lugares de estas producciones además de distinguirnos por la calidad de los productos, aceites de oliva, aceitunas de mesa, vinos especialmente el Torrontés Riojano.
El cuidado del ambiente, la inclusión, la equidad, la competitividad, la innovación, la articulación y la implementación de políticas públicas a nivel regional serán los pilares para la sostenibilidad de las producciones generadas por nuestros agricultores, contribuyendo así al desarrollo local, Regional y Nacional.
Ing. Agr. José Luis Ladux
Director EEA INTA Chilecito
Invitado por el Instituto de Ambiente de Montaña y Regiones Áridas (IAMRA)
Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC)
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