«El día Mundial del Ambiente se conmemora desde el año 1972, coincidiendo con la Conferencia de Estocolmo, evento que marcó un punto de inflexión al evidenciar la estrecha relación que existe entre el medio natural y las acciones del hombre. En dicho evento se planteó a nivel mundial la necesidad de abordar las temáticas ambientales, otorgándole así relevancia política a nivel internacional y generando los primeros compromisos ambientales a escalas regionales que luego tuvieron su correlación a niveles nacionales.
El objetivo de establecer esta fecha consiste en contribuir a la sensibilización de la población en general (a partir del desarrollo de diferentes actividades) y poner en discusión cuestiones vinculadas a alguna temática en particular que en este año, es “biodiversidad”. Asimismo, se intenta llamar la atención de los medios de comunicación y advertir a nivel gubernamental aquellos problemas ambientales que aún continúan sin resolverse y que requieren no solo la atención de los ciudadanos, sino de la puesta en marcha de políticas concretas con las cuales dar respuestas.
A nivel provincial, la problemática del dengue como así también la pandemia por el COVID2019 nos dan la oportunidad de reflexionar en torno a las interrelaciones que articulan lo social con lo económico y lo natural, que se materializa en los territorios y que hacen a nuestra cotidianeidad. ¿Por qué estas enfermedades nos afectan ahora y no surgieron antes? ¿Qué acciones humanas conllevan a la actual situación? ¿Cuál puede ser la situación futura si esto continúa? ¿Qué nuevos intereses emergen en el marco de las crisis sanitarias?
En el actual contexto que nos toca, la incertidumbre se encuentra más vigente que nunca y nos hace pensar que, más allá de los escenarios potenciales futuros que pueden plantearse, existen los imponderables como así también cuestiones que desconocemos y están por fuera del alcance de nuestro conocimiento. Por ello, pensar lo ambiental es aceptar la no certeza y la no linealidad, por lo que urge ser prevenido y precavido. Entender esto nos invita a considerar márgenes de incertidumbre y plantear perspectivas y prospectivas flexibles a sabiendas que no todo es abarcable y que como seres humanos nuestro conocimiento y capacidad de resolución es limitada.
Es necesario redoblar nuestros esfuerzos en repensarnos como sociedad pero también en cómo nos vinculamos con nuestros entornos, ya que nuestro accionar se manifiesta y repercute en el territorio, esto es, en nuestras comunidades, barrios, casas y en nuestros afectos».
Dra. María Cecilia Gareis
Instituto de Ambiente de Montaña y Regiones Áridas (IAMRA)
Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC)
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