Desde 1972 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció que sea el 5 de junio la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente. Fue en esa fecha, ocasionalmente, cuando se realizó la primera gran conferencia para tratar problemáticas ambientales de índole mundial. Para ese entonces, se comenzaba a visibilizar indiscutiblemente que aquellos recursos naturales en los que se basó gran parte del progreso y desarrollo económico desde la revolución industrial hasta fines de siglo XX, empezaba a mostrar límites, los recursos no eran infinitos, se agotaban.
Desde esa fecha a la actualidad se produjeron enormes y profundos cambios ambientales, las problemáticas se multiplicaron y complejizaron, aquellos problemas lejanos se volvieron cercanos, y el término “ambiente” y “desarrollo sostenible” se hicieron populares. Hoy la sensibilidad en torno a todo lo referido a lo “ambiental”, está a nivel mundial muy avanzada y empieza a arraigarse, pero, sin embargo, las problemáticas ambientales se multiplican y lejos están de ser erradicadas.
A nivel local, las problemáticas ambientales actuales e históricas de la zona del Valle Antinaco – Los Colorados tienen, y han tenido, distintos matices y causas. Un ejemplo de estas fueron los procesos de degradación de la tierra, a principios del siglo XX, por la pérdida indiscriminada de bienes y servicios naturales, en particular, por la enorme pérdida de masa boscosa (principalmente algarrobales) que a causa del proyecto productivo de la época basado en minería y desarrollo del ferrocarril arrasó, literalmente, con miles de hectáreas de algarrobales y retamales. Así comenzaba la problemática de la desertificación en nuestra zona, la cual inició la reducción del potencial productivo y la calidad de vida de las poblaciones locales. En la actualidad gran parte de las problemáticas ambientales se suscitan en torno a uno de los bienes comunes naturales más limitado que tenemos en el Valle en particular y en las tierras secas en general: el agua. Es así como distintos modelos productivos de uso intensivo de este bien son rechazados desde un sector importante de la sociedad, despertando la inquietud en torno a la sostenibilidad o no de estos desarrollos productivos.
El escenario ambiental actual a nivel mundial es enormemente complejo y nuestra zona, nuestra provincia, no escapa a ello. Sin embargo, para nuestro futuro, tenemos suficientes razones para ser “cautelosamente optimistas”, y esto es porque la humanidad, en su conjunto, a dado pruebas de que es capaz de resolver globalmente problemáticas ambientales complejas cuando en su conjunto se lo propone. Un ejemplo de ello fue la reducción de las emisiones de gases que afectaban negativamente la capa de ozono (hoy en cualquier aerosol se puede leer la leyenda “no afecta la capa de ozono”), a partir del Protocolo de Montreal, creado para tal problemática y con acuerdo y cooperación internacional, se logró revertir exitosamente la problemática ambiental referida a la capa de ozono. Por otro lado, otra razón para ser optimistas, es el desarrollo y acceso que tenemos a la tecnología, la cual nos sitúa con una variada y diversa cantidad de herramientas para poder generar propuestas y alternativas sostenibles. Pero desde ya que nuestro futuro dependerá del tipo de desarrollo que elijamos (…de allí la cautela del optimismo), de los valores y la ética ambiental que desarrollemos e iniciemos en el corto plazo y en que las nuevas generaciones puedan promover y potenciar estos cambios. Allí está nuestro futuro común y la esperanza de un ambiente más sano y equilibrado entre nuestras necesidades y las necesidades de todo lo que en la tierra vive.
 

Lic. Pablo Montilla

Instituto de Ambiente de Montaña y Regiones Áridas (IAMRA)

Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC)