La idea y expresión “Madre Tierra”, presente en muchas culturas y pueblos, reafirma la dependencia que tenemos de la naturaleza y sus elementos para nuestra subsistencia, además de plantear mediante el vínculo familiar “madre”, la necesidad de respeto, cuidado y cariño que debemos tener hacia ella.
La humanidad en general, a través de sus formas de producción, consumo, expansión y desarrollo, a generado y/o intensificado procesos de deterioro ambiental a nivel global. Estos procesos de deterioro se han visto incrementados considerablemente desde la revolución industrial hasta la actualidad, llegando en algunos casos a situaciones verdaderamente preocupantes.
En 1972, en Estocolmo, se realiza la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano. En esta Conferencia se introdujo oficialmente por primera vez en la agenda política internacional, la dimensión ambiental como condicionante y limitante del modelo tradicional de crecimiento económico y del uso de los recursos naturales. Anterior a esta fecha existen antecedentes oficiales y extraoficiales de iniciativas e informes aislados que abordan elementos o indicadores del deterioro ambiental a distintas escalas. Estos antecedentes fueron el motor que impulsó la realización de la Conferencia de Estocolmo ´72.
Desde Estocolmo hasta la fecha se han realizado otras tres Cumbres de la Tierra, donde el tema ambiental es lo específico a abordar (Río de Janeiro ´92, Johannesburgo´02 y Rio+20). En estas Cumbres se establecieron varios convenios internacionales para abordar con miras a resolver distintos problemas ambientales (Convenio Internacional sobre Diversidad Biológica, Convenio Internacional sobre Cambio Climático, Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, entre otras).
Si bien en algunos de los problemas ambientales abordados en la agenda oficial internacional se ha avanzado, debe reconocerse que en la mayoría de los casos el impacto de las cumbres ha sido bajo o muy bajo. La mayor dificultad en el abordaje de los problemas ambientales radica en el consenso que debe generarse entre las naciones y sus representantes y en el apoyo y compromiso que deben asumir todos los ciudadanos del mundo.
Por lo antes mencionado Naciones Unidas, y en particular su Asamblea General, decidió por resolución 60/192 (2005) proclamar al año 2008 como el Año Internacional del Planeta Tierra; y posteriormente en el año 2009 designó el día 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra mediante resolución Nº63/278. La finalidad de fijar estas fechas es la de incorporar en el cronograma de todos los países un día para realizar actividades de llamado de atención, sensibilización y concientización de la población, señalando que existen numerosos problemas sin resolver, de los cuales somos los principales causantes y los primeros damnificados. Asimismo, se espera que los gobiernos y los estados actúen y tomen medidas, o bien que los ciudadanos lo exijan a sus representantes.
Es importante tener al menos un día para reflexionar sobre estos temas y plantearnos en qué podemos aportar desde nuestros trabajos, hogares, barrios, municipios, provincias y países para mejorar nuestra relación con la Madre Tierra. Aún nos queda mucho en materia ambiental por entender, valorar, cambiar y hacer; por una mejor calidad de vida para nosotros y para las futuras generaciones.
MSc. Laura Montero Hagen
Instituto de Ambiente de Montaña y Regiones Áridas (IAMRA)
Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC)
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