Desde el año 1990 en nuestro país, cada 8 de octubre se celebra el “Día Nacional del Patrimonio Natural y Cultural Argentino”, declarado por el Poder Ejecutivo Nacional mediante Decreto N° 2.033/90. Con esta celebración se busca propiciar un día de reflexión y de toma de conciencia sobre la importancia que reviste el patrimonio natural y cultural para cada pueblo de nuestra nación.
Una montaña, el lecho de un río, una estatua o una poesía son parte de eso que llamamos patrimonio, pero ¿Cómo podríamos definirlo? La UNESCO, organismo por excelencia encargado de velar por el patrimonio natural y cultural en todo el mundo, lo define de manera sencilla, afirmando que:
“El patrimonio es el legado que hemos recibido del pasado, lo que vivimos en el presente y lo que transmitimos a las futuras generaciones “.
En nuestro país varios bienes fueron incorporados por la UNESCO al listado del Patrimonio Mundial, contando en la actualidad con 13 Patrimonios de la Humanidad, 5 de origen natural, 6 culturales y 2 Patrimonios Culturales Inmateriales. Nuestra provincia tiene el orgullo de contar con dos sitios: el Parque Nacional Talampaya, declarado junto al Parque Provincial Ischigualasto (San Juan) en el año 2000 como Patrimonio Natural de la Humanidad y el QhapaqÑan“Sistema de Carreteras Andinas”, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 2014, el cual recorre gran parte de los países andinos latinoamericanos.
Argentina también protege y conserva el patrimonio cultural y natural a través de dos organismos claves encargados de ello: la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, vinculada al patrimonio cultural, y la Administración de Parques Nacionales responsables del cuidado de las áreas naturales protegidas. Los bienes naturales y culturales que conforman el patrimonio son únicos e irremplazables, debido a su característica de bienes sensibles, su deterioro o destrucción se traducen en una pérdida irreparable para la sociedad. Por ello resulta de fundamental importancia a los fines de su conservación que los diferentes actores vinculados con su empleo, tomen conciencia de la importancia que el mismo reviste para el desarrollo socio – económico de una localidad. La conservación juega un papel fundamental al momento de mantener vivo el patrimonio natural y cultural de los pueblos, ya que los mismos contribuyen con la conformación de las identidades colectivas. Todos los Estados, provincias, ciudades, inclusive el poblado más pequeño, conservan entre sus paisajes y tradiciones esas características que lo identifican. Respetar las culturas locales, sus manifestaciones y sus recursos naturales, son la premisa fundamental para lograr mantener un equilibrio sostenible en el tiempo.
En nuestra región, particularmente en el Departamento Chilecito, en los últimos años, se ha evidenciado un importante crecimiento en la actividad turística, razón por la cual la conservación y el uso sustentable del patrimonio es la clave para el desarrollo de esta actividad, ya que se transforma en la materia prima de la cual el turismo se nutre para la conformación de su oferta y que debe reflejar las características de nuestra región. Así,el uso sostenible de los recursos naturales y el respeto por las culturas locales resulta fundamental.
El patrimonio entonces, se posiciona como el elemento diferenciador de una sociedad, pueblo o región, el cual refleja la forma en que ésta interactúa con el medio en el que habita.
En otras palabras, el patrimonio es la huella que dejó la historia, la montaña que imprime un sello diferenciador al paisaje, es esa festividad que unifica a los pueblos.
Por ello, todos y cada uno de nosotros somos los encargados de cuidarlo, de mantenerlo vivo en nuestro día a día y de ser los encargados de transmitirlo a las futuras generaciones para que continúen con la misión de su disfrute y protección.
Lic. María Cecilia Soteras
Invitada por el Instituto de Ambiente de Montaña y Regiones Áridas (IAMRA)
Universidad Nacional de Chilecito
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